La mayoría de las enfermedades que producen dolor crónico tienen un origen inflamatorio, por esta razón es importante conocer qué alimentos de nuestra dieta diaria pueden producir inflamación y cuáles no, para así llevar una dieta balanceada.
Según la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés), la alimentación para disminuir la inflamación debe basarse en productos de origen vegetal. Fundamentalmente debe incluir frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. La dieta debe contener proteína de fácil absorción y digestión.
La linaza ayuda a movilizar las articulaciones y disminuye el dolor de estas, se debe tener especial precaución con efectos como laxante o anticoagulante, por este motivo es mejor consultar a tu especialista ya que puede generar interacciones con algunos medicamentos.
Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, EPA y DHA han demostrado ser antiinflamatorios según múltiples metaanálisis sobre el alivio del dolor, gracias a la suplementación con este tipo de grasas en pacientes con artritis reumatoide, dolor articular secundario a colon irritable y mujeres con dismenorrea.
Las verduras como el brócoli, el repollo y la coliflor son las mejores opciones. Otros productos a base de plantas medicinales como la cúrcuma, el jengibre y la pimienta pueden contribuir a disminuir la intensidad del dolor inflamatorio.
El aceite de oliva extra virgen también ayuda a reducir la inflamación, se requieren 3 ½ cucharadas de aceite de oliva (400 calorías) para lograr el nivel de propiedades antiinflamatorias.